Jaume Cabré | Gerente Ingeniería e Innovación en Medio Ambiente de Ferrovial Servicios
La Dirección de Ingeniería e Innovación en Medio Ambiente de Ferrovial Servicios suma décadas de experiencia, y casos de éxito, en el tratamiento y valorización de residuos gracias a su apuesta por la innovación, las soluciones tecnológicas y, en general, la economía circular. Actualmente, con CETIM colaboran en el proyecto Biomat Recover para la biorrecuperación selectiva de materias primas críticas presentes en residuos eléctricos y electrónicos. El objetivo es aumentar la selectividad de los elementos recuperados, abaratar costes y extender la cadena de valor del tratamiento de los RAEE.
¿Cuáles son los retos y tendencias para los próximos años?
La Dirección de Ingeniería e Innovación en Medio Ambiente da soporte a las unidades de negocio de Ferrovial Servicios en materia de gestión y tratamiento de residuos para alcanzar la excelencia de la compañía en el diseño y operación de nuestras instalaciones de tratamiento. De esta forma, podemos estar presentes en todas las etapas del ciclo de vida de los activos ambientales: desde la idea original hasta la propia operación de las instalaciones, pasando por el diseño, la preparación de proyectos y ofertas, la construcción y la puesta en marcha.
Concretamente, desde el Área de Innovación, promovemos iniciativas y proyectos que permiten dar respuesta a las necesidades tanto de nuestros clientes como de la sociedad en general, avanzando hacia los cada vez más exigentes objetivos de valorización establecidos por la legislación en materia de residuos.
Este marco de actuación es el paquete de Economía Circular aprobado en 2018 por la UE. Este documento fija, entre otros objetivos, que en 2025 debemos alcanzar, al menos, el reciclaje y preparación para la reutilización del 55% de los residuos municipales, crecer un 5% cada 5 años hasta el 65% en 2035, y además reducir al 10% los residuos con destino a vertedero también para 2035.
Para nosotros, como empresa, estas cifras se traducen en un reto apasionante que transforma por completo el modelo de gestión actual de los residuos hacia un modelo alineado con la economía circular que incremente la recuperación de materiales y, por tanto, disminuya los que van a vertedero.
Es, por tanto, imperativo avanzar en nuevas soluciones que permitan la reintroducción de estos materiales recuperados en el ciclo económico ya sea como materias primas secundarias o como nuevos productos y, sobre todo, garantizar que puedan competir en calidad con las materias vírgenes que sustituyen.
La innovación es una herramienta clave para avanzar hacia ese nuevo modelo, alcanzar la excelencia y posicionarnos como líderes de mercado ofreciendo nuevas soluciones tecnológicas.
En este aspecto, ¿cuáles son sus principales líneas de investigación e innovación?
Desde hace años estamos preparándonos para aquel futuro que hoy ya es presente. Hace ya cinco años, en 2015, empezamos a impulsar un ambicioso plan estratégico de innovación que pretendía situar al tratamiento de residuos en el marco de la industria 4.0. En definitiva, buscamos transformar nuestras plantas de tratamiento de residuos en auténticas factorías de producción de materias primas secundarias. Desde entonces, ha sido un camino intenso con más de 50 proyectos y desarrollos basados en tecnologías como la robótica, la inteligencia artificial y el deep learning, la realidad aumentada y virtual, los drones, la analítica de datos y el IoT (Internet de las Cosas), entre otras.
A día de hoy, nuestra innovación se basa en dos líneas estratégicas principales. Una primera que fomenta la automatización, la eficiencia operativa, la seguridad y salud y la mejora de las condiciones de trabajo; y la segunda a través de la que indagamos soluciones viables de economía circular. El objetivo es atender una cartera de proyectos para el desarrollo de nuevas soluciones que nos permitan, valga la redundancia, “cerrar el círculo”, transformando el residuo en un recurso con la calidad adecuada para que pueda reintroducirse en los procesos productivos y en los mercados.
¿Qué investigaciones y soluciones innovadoras están trabajando en Ferrovial para dar respuesta los retos?
Actualmente tenemos una amplia cartera de proyectos, la mayoría desarrollados en colaboración con socios externos. Aproximadamente, un 50% son centros tecnológicos, universidades o startups. Además, un 40% de estos proyectos cuenta con financiación pública a través de diversos programas nacionales y europeos.
Trabajamos varias líneas estratégicas como la automatización a través de proyectos con robots industriales, inteligencia artificial para identificación de materiales y monitorización en tiempo real, gestión del big data, trazabilidad mediante sistemas RFID, drones inspectores o realidad virtual.
La línea estratégica de economía circular nos exige, en muchas ocasiones, ser disruptivos y pensar “fuera de la caja”, adoptar y adaptar tecnologías de otros sectores, buscar soluciones de proximidad, ad hoc, probar tecnologías de pequeña escala o para residuos con composición multimaterial de difícil reciclaje. Deben ser, además, soluciones económicamente viables en las que se consideren aspectos relevantes como la masa crítica, el marco normativo, hasta hoy no demasiado favorable, o la competencia con los actuales precios de vertido. A día de hoy, hemos abordado más de 25 proyectos sobre múltiples flujos residuales de procedencia diversa, generando más de 30 subproductos o materias primas secundarias válidas para competir en calidad y pureza con materiales vírgenes.
En nuestro portfolio tenemos proyectos que abarcan desde recuperación de plásticos, sobre todo para fracciones residuales no reutilizables con destino a vertedero, que se transforman en productos de mobiliario urbano o materiales de construcción; a la utilización de biorresiduos para la generación de betunes y asfaltos o productos de construcción o la regeneración de salmueras para su uso industrial son otras de nuestras líneas de estudio.
Con CETIM, están colaborando en proyectos como Biomat Recover para la biorrecuperación selectiva de materias primas críticas presentes en residuos eléctricos y electrónicos. ¿Qué salto supone con respecto al tratamiento que se hace hoy de los RAEEs?
Efectivamente Ferrovial ha colaborado con CETIM en varios proyectos, entre ellos el Biomat que tiene como objetivo recuperar materias primas críticas (CRM, por sus siglas en inglés) de los RAEEs. Se trata de un proyecto que estamos desarrollando desde nuestra planta de tratamiento de residuos eléctricos y electrónicos de Cerceda (A Coruña), en donde gestionamos actualmente 40.000 t/año de voluminosos y 8.000 t/año de RAEEs de diferentes tipologías.
Actualmente, solo es posible recuperar los componentes de los RAEES con procesos hidrometalúrgicos que presentan elevados costes operativos y energéticos, a la vez que baja selectividad de los elementos recuperados.
Con la participación en un proyecto como el Biomat, Ferrovial Servicios apuesta por el desarrollo de nuevas tecnologías de pequeña escala que nos abran nuevas líneas de negocio y permitan extendernos en la cadena de valor del tratamiento de este tipo de residuos. Concretamente en este proyecto, nos estamos centrando en la recuperación de Cobalto (Co), wolframio (W), praseodimio (PR) y níquel (Ni) para su aplicación en la síntesis de pigmentos, así como metales preciosos para su comercialización directa.
Gracias a la reintroducción de estas materias primas secundarias en el ciclo productivo, contribuimos al desarrollo del modelo global de economía circular, reduciendo el consumo de recursos naturales, incrementando la recuperación y valorización de residuos,…
La colaboración con centros tecnológicos y de conocimiento, como puede ser CETIM, ¿supone un aumento en las capacidades de innovación de Ferrovial?
En Ferrovial Servicios llevamos años apostando por la innovación abierta. No somos una empresa tecnológica, pero sí aplicamos mucha tecnología en la prestación de servicios. Nuestro modelo de innovación abierta se basa en resolver problemas y buscar soluciones a los retos cocreando con nuestro ecosistema de colaboradores. Es un ecosistema amplio formado por centros tecnológicos, universidades, startups pero, también grandes corporaciones, organismos públicos, asociaciones y proveedores tecnológicos.
Estas colaboraciones nos ofrecen la oportunidad de acceder directamente a los recursos investigadores y equipamientos de los centros tecnológicos y universidades, lo que contribuye a aumentar nuestra capacidad tecnológica, acelerando el proceso de innovación y reduciendo los riesgos inherentes al desarrollo de la actividad innovadora.
Consideramos a Ferrovial Servicios un actor clave en la transición hacia un modelo de economía circular y por eso mantenemos colaboraciones con los distintos agentes que forman parte del círculo. Asimismo, buscamos permanentemente colaboradores externos que aporten el conocimiento científico y la tecnología necesarios para el desarrollo de los proyectos.
Esta apuesta firme por un modelo de cocreación nos ha permitido abordar el cambio tecnológico en la forma de prestar nuestros servicios, a la vez que una completa transformación digital de la compañía y, en este sentido, seguirá siendo un modelo válido a fomentar durante los próximos años.
Para finalizar la entrevista, y volviendo a la primera pregunta de tendencias venideras, ¿cómo ve la gestión de residuos y las plantas de tratamiento de la próxima década? ¿Qué aspectos cree que habremos mejorado en mayor medida?
La gestión de residuos en el futuro vendrá determinada por el cambio de paradigma que supone pasar del concepto de tratar residuos al de recuperar materiales. No podemos olvidar que los residuos no son más que materiales en desuso; su condición le es sobrevenida por la necesidad humana de desprenderse de ellos y no por un cambio en su naturaleza.
¿Cómo debería ser la planta de tratamiento de residuos del futuro? Lo primero que deberíamos cambiar es su nombre por el de planta de producción de materiales. Lo segundo, será diseñar plantas capaces de romper todas las barreras o inconvenientes de las plantas actuales.Yo destacaría tres aspectos fundamentales. El primero, la planta del futuro debe ser una planta inteligente en el sentido de que tiene que ser capaz de adaptarse a los cambios de composición y de cantidad de los materiales a tratar.
En segundo lugar, deberá ser muy segura, siendo necesario controlar la operación en remoto y evitar el contacto humano con los residuos. Un ejemplo es detener el proceso productivo cuando se abra una puerta de acceso al recinto donde se procese el residuo.
El último aspecto es su capacidad de tratamiento integral ya que deberá estar preparada para recuperar el 100% de los materiales presentes en el flujo de residuos.
Para cumplir estos tres aspectos es imprescindible que sea, sin duda, una planta completamente conectada. Tanto internamente, para el control en tiempo real del proceso, como externamente, aguas arriba y aguas abajo de la propia planta. Por arriba, deberá conocer de antemano los residuos que le van a llegar y, por abajo, deberá conocer en todo momento la demanda de materiales del mercado y el precio de los mismos.
Tecnologías como los gemelos digitales o el blockchain para ganar en capacidad predictiva y trazabilidad en la gestión, van a ser también determinantes en el futuro inmediato.
En nuestra opinión, los tres pilares sobre los que fundamentar la planta del futuro serán automatizar, sensorizar y digitalizar. Adoptarlos y adaptarlos a nuestras plantas lo antes posible es la receta del éxito y pasa necesariamente por incorporar tecnología que nos permita obtener datos, datos y más datos en base a los que impulsar una nueva mentalidad operativa que incorpore los principios de la industria 4.0.
El reto es tan grande como las oportunidades y debemos abordarlo desde la colaboración público-privada como un esfuerzo compartido. Por una parte, las administraciones públicas deben invertir para mejorar los porcentajes de recuperación. Por otro, las empresas de gestión de residuos y los recicladores debemos aportar nuestro know-how y capacidad de gestión. En su papel, los productores tienen que apostar decididamente por el uso de materiales recuperados en sus productos y los ciudadanos tenemos que separar en origen, algo imprescindible, y exigir productos y servicios más verdes. Se trata pues de superar el actual círculo vicioso que daña al medio ambiente y crear un nuevo círculo virtuoso.